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viernes, 9 de abril de 2010

NAVAJA


Había una vez una niña que llego al m uno en un momento inesperado, si inesperado para su madre que aun no estaba preparada para hacerse cargo de una bebe, y para un padre cuyos sueños no habían sido terminados
Desde pequeña, a escasos meses de nacida  tuvo que sufrir sobre si, las consecuencias de haber llegado a donde nadie la llamaba ya que  su mama y papa pasaban muy poco tiempo con ella dejándola siempre al “cuidado “ de su abuela…
A los dos años, ya sabia bañarse sola aunque no el agradaba, jugaba sola, e increíblemente , ante la sorpresa de todos y  la risa de muchos  fu a esa edad, de biberones y  balbuceos que ella ya con un domino del lenguaje, consiguió escabullirse a la tienda de la esquina y pedir cervezas para su papa, y tomarlas a escondidas en el jardín consiguiendo un peligroso estado de embriaguez, que a no ser por el vomito hubiera acabado con ella   a esa tierna edad…Así entre regaños e indiferencia corrieron dos años más, era tanta su soledad que comenzó a refugiarse en los libros y de manera  empírica y casi innata comenzó a leer desde antes de los 4 años..
Los libros eran sus mejores compañeros, leyó a los grandes, y parecía todo tan lógico desde ese pequeño rincón en el que se sumía horas y horas  en la fantasía que ella vivía como propia…Hasta que un día, a sus 4, años, uno de los ogros del cuento escapo del libro y se escabullo hacia  el cuarto de baño aprovechando la soledad de la casa  llamo a la niña por su nombre quien creyéndolo inofensivo acudió inocente al llamado, entonces en la soledad de la casa el ogro poseyó brutalmente a la niña, haciéndola convertirse en  un sucio objeto de placer que bajo amenaza de muerte no debía decir nada a nadie, o las otras princesitas desvalidas (sus pequeñas hermanas) que a veces llegaban de vacaciones, sufrirían la misma suerte que ella, pero algo no encajaba sabia que eso no podía ser así, que debería haber justicia, ella había leído que nadie debe forzar a otra persona a hacer algo que no quiere y ella lo había entendido sabia que era abusada, así que lo conto, y solo recibió mas humillaciones, burlas desprecios y golpes, no podría contar con nadie, no tenia nadie quien llorara por ella que la levantara del piso después de la brutalidad, quien lavara su cuerpo y su alma de la mugre que dejaban las manos de aquel ogro despreciable en su pequeño cuerpo, tenia que sobrevivir, tenia que luchar contra la muerte, seria usada, seria humillada, su cuerpo sufriría dolor una y mil veces pero su alma, se prometió a si misma seria intocable e impenetrable, se lo prometió aun  sin saber que lo hacia  aun sin entender todo lo que sucedía…y durante toda su infancia sufrió ataques en los que ella solo clavaba la vista en un punto fijo del cielo o del suelo o del firmamento que había  en sus parpados cerrados y no permitía que el dolor del cuerpo le infectase su ser…cuantas veces ya con mas edad aprendió a distinguir que el ogro había llegado borracho a casa, olía  su fétido aliento desde lejos sabia que el ogro mandaría  a las mujeres salir de la casa para que le dejaran solo con ella, sabia que su cuerpo seria atormentado , quería esfumarse hacerse invisible romperse en cientos de astillas y clavársele en los ojos al ogro infractor e invasivo, pero todo era en vano ese era su destino hasta que fuera suficientemente fuerte para escapar…hasta que el asco no la detuviera y que las miradas de la gente no la traspasaran hasta que hubiera construido una muralla a su alrededor solida impenetrable indestructible  aunque solo fuese imaginariamente en  donde su ser estuviera seguro y oculto de  la maldad  de otros y de la suya misma..Entonces ese día escaparía de todo, de todos y de si misma con  ayuda de su única amiga la que la entendía la quela acompañaba la que guardaba celosamente dentro del gastado y luido vientre de  su oso de peluche, una filosa amiga  que había marcado territorio en su cuerpo lleno de trazos indescifrables rojos  húmedos  amiga que la acariciaba salvajemente abriéndole la piel y los sentidos que rasgaba que hacia sangrar…  aun así eran las caricias mas puras que había conocido en su vida