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miércoles, 24 de marzo de 2010

Soy la loquita del merkado a la que temia






Hace días que no sé de qué escribir. Me siento ante la compu, contemplo el rectángulo en blanco donde hasta hace semanas escribía a diario una entrada y me pregunto quién me ha robado todas mis palabras. 
Hace semanas que pienso que necesito un cambio, un soplo de aire fresco, una regeneración extrema. No soy una mujer desesperada. De hecho, hoy menos que nunca…pero no se que pasa 

Ayer me reí tanto que por un momento el mundo parecía un sitio mejor. Lo que pasa es que te levantas, miras la soleada mañana, sonríes... y de repente alguien te recuerda que no estás en un mundo major..es solo que uno deja de estar peor… 

Sé que soy un bicho raro y me gusta no soy ni mucho ni poco…soy esa que no quiero, pero que he a prendido a domar… 

Y luego la gente se ríe si les digo que soy romántica. Pero sólo yo sé que si amo lo hago con los ojos, con las manos, desde el calor, o con la boca, sin mediar palabra…se amar tanto, se sentir de una forma tan intensa, y a menudo gratuita. Desconectandome tanto que continuamente pienso que olvidar que una tiene entrañas, es a veces necesario, dejar de darle un valor a las cosas y a los demás, para encontrar el valor en uno mismo. Dejar de soñar, pero nunca para siempre. Todo lo que se proclama eterno fracasa. Por eso las relaciones con más futuro son las que mueren antes. 
Cuando la cabeza empieza a darme vueltas al corazón me bajo de la nube llamada amor…y me lanzo en caída libre a nos e donde a veces me estrello en el suelo deliberadamente 

Disfruto de el proceso de recuperación enormemente…es como reafirmar mi fortaleza…pero mas aun disfruto enterrarme hasta el cuello en un pantano de caramelo liquido y espeso color rosa llamado enamoramiento…y así vivo en un ciclo de “ destrozo..luego reparo”… Y en su vaivén yo sobrevivo. A su remolque, a la felicidad la espero ansiosa o la gozo exhausta. 

Y no es más para mi la felicidad, que beber un buen vino mientras cenamos a la luz de las velas.. Es hacer una fiesta por nada, salir al balcón a tomarme una insulsa cerveza mientras veo a los transeúntes, absortos, buscando, como yo, motivos para descubrir cuál es su felicidad. La mía es escribir sobre ti, sobre mí, sobre el mundo, que me espera incrédulo. 

Mi felicidad es mirarte y reír. Reírme sin motivo, porque nada tiene tanta gracia como estar a tu lado y no entender por qué coño te quiero tanto. 

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